Portaaviones Queen Elizabeth británico en construcción
El fracaso del "Queen Elizabeth" francés
Entre 2006 y 2007, Francia pagó un total de 112 millones de euros al Reino Unido como un "billete de entrada" para el programa Future carrier (CVF) del Reino Unido, y otros 102 millones de euros en los estudios de contratos relacionados con la cooperación industrial, con resultados ahora inútiles", señala el informe anual de la Corte.
Francia actualmente opera un solo portaaviones, el Charles de Gaulle, que está en funcionamiento sólo el 65% del año, debido a los requisitos de mantenimiento pesado en su sistema de energía nuclear.
Por lo tanto, Francia inició conversaciones con el Reino Unido en 2002 para poner en marcha un programa común para compartir los costes de desarrollo. Sin embargo, estos planes se suspendieron en 2008, antes de ser cancelados en 2013 por la ley de programación militar de Francia (LPM).
El tribunal describe la cuota de 112 millones de euros de entrada al programa como "una contribución financiación francesa pura a la fase de definición del programa de portaaviones británico", mientras que los 102 millones de euros son "considerados obsoletos", y por lo tanto perdidos, debido a la cancelación de los planes franceses para un segundo portaaviones.
Los estudios anglo-franceses miraban para crear dos portaaviones para la Marina Real del Reino Unido (los dos de la clase Queen Elizabeth actualmente en construcción) y otro para la Marina francesa. Sin embargo, según la Cour des Comptes, el proyecto se ha visto comprometida desde sus inicios.
En primer lugar, los horarios para las dos naciones eran diferentes, con Francia en busca de un portaaviones para 2015, y el Reino Unido para el año 2020. En segundo lugar, los requisitos para las dos naciones eran muy diferentes: despegues y aterrizajes cortos (STOVL) para el Reino Unido, y despegue asistido por catapulta con recuperación gancho de frenado (CATOBAR) para la Armada Francesa.
Las estrategias industriales de los dos países también se orientaron a los astilleros y proveedores nacionales. Cuando el gobierno británico lanzó formalmente su programa de la FVC en 2006, la decisión de conceder la carga de trabajo a las empresas británicas mató con el programa de cooperación franco-británica, según el informe de la corte.
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