lunes, 25 de noviembre de 2013


Los rusos logran colocarle a Brasil su "chatarra"

La carne aqueja a las relaciones comerciales entre Brasil y Rusia. Una y otra vez, este país, que es el segundo mayor comprador de carne de res, de cerdo y pollo de Brasil, impone límites a la importación de estos productos a través de embargos a frigoríficos que no estarían dentro de las normas sanitarias. Incluso se puede criticar a la carne brasileña de tener exceso de celo, pero no se puede negar la eficacia del gobierno ruso para defender los intereses de su país, a pesar de que los argumentos técnicos sirven sólo como una forma de presión comercial. Lo mismo no puede decirse del gobierno de Brasil. El mes pasado, el ministro de Defensa, Celso Amorim, firmó con su homólogo ruso un compromiso para la compra de armas que es un mal negocio, al menos en dos aspectos. Según el acuerdo, Rusia venderá a Brasil tres sistemas de defensa antiaérea modelo Pantsir-S1, cada uno con cuatro o seis misiles lanzados desde vehículos de lanzamiento de misiles superficie-aire, a un costo de mil millones $. El Departamento de Defensa asegura que el precio puede reducirse aún más, pero la negociación ya ha comenzado mal: el mes pasado, Irak compró el mismo tipo de equipo para una cuarta parte del valor por unidad comparado con lo que Brasil está dispuesto a pagar.
Además de perder el dinero de los contribuyentes, el gobierno brasileño logró disgustar a los cuarteles con la elección de Pantsir-S1. Hace por lo menos cinco años las Fuerzas Armadas buscan hacerse de un buen conjunto de baterías antiaéreas. Después de mucho estudio, en 2012 el ejército emitió a treinta fabricantes extranjeros un informe con las especificaciones deseadas para el equipo. Entre otros requisitos, las baterías deben ser compatibles con el radar utilizado en el país, caber en aviones de carga de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) y estar equipados con misiles con un alcance de 30 km. Pero el Pantsir-S1 no cumple con estos requisitos. "Vamos a pagar una humillante precio para un equipo que ni siquiera puede ser integrado en nuestro sistema de comunicaciones militares", dice un oficial del ejército que participó en los debates sobre las necesidades de fuego antiaéreo. No hay escasez de los modelos de la competencia que, además de más baratos, cumple con los requisitos.

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