lunes, 20 de enero de 2014


Difícil futuro del ala aérea de la armada española

Dentro del más que elogiable ejercicio de la transparencia informativa que ofreció el AJEMA (Almirante en jefe del Estado Mayor de la Armada), almirante Jaime Muñoz-Delgado, durante el reciente encuentro con periodistas de Defensa, podemos situar la preocupación que manifestó sobre el futuro de las capacidades que tiene actualmente la Armada de poder contar con aviones de combate embarcados.
Actualmente la Flotilla de Aeronaves cuenta con 17 cazabombarderos Boeing AV-8+ Harrier, que dotan a la 9ª Escuadrilla, de los que, desgraciadamente, según se acaba de anunciar, 4 de los 16 monoplazas van a ser dados de baja. Estos aparatos son los que no fueron modernizados en su momento a la versión con radar y que actualmente estaban siendo transformados a la variante denominada Night Attack, que los hubiera convertido en unos eficaces aviones de ataque al suelo.
A esta grave pérdida se han de sumar las pocas posibilidades, dados los continuos recortes de los presupuestos de Defensa, de poder financiar un programa para adquirir aparatos Lockheed Martin F-35B Lighting II para sustituir a los Harrier a medio plazo, la única alternativa del mercado, según afirmó el AJEMA. Respecto a la futura posibilidad de adquirir el sistema y la viabilidad para mantener esta vital capacidad, y tras referir que en su momento no se pudo entrar en este costoso programa, el almirante Muñoz-Delgado se refirió al futuro de la escuadrilla como complicado y delicado. También recordó que la vida operativa de los Harrier finalizará entre 2020 y 2025 y que, obviamente, su sustitución debería estar ya en camino.
Entre las posibles soluciones estaría la de unir sinergias con el Ejército del Aire, aunque en este punto nos volvemos a topar con los raquíticos presupuestos de Defensa, que tienen pocos visos de mejorar. Otra opción, de mantenerse la actual excelente sintonía con los Estados Unidos, pasaría por la posibilidad de adquirir una decena o docena de aparatos de segunda mano procedentes del USMC (US Marine Corps). Hay una necesidad de solucionar este vital punto para el futuro de la Armada, de tal forma que el LHD Juan Carlos I pueda seguir embarcando aparatos de combate de ala fija, que, además de servir de paraguas de la flota, posibiliten la proyección el poder aéreo, tanto ante amenazas navales, como para apoyar eventuales acciones anfibias de la Infantería de Marina.

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